Mitos contra realidades en la construcción sostenible

MITOS CONTRA REALIDADES EN LA CONSTRUCCIÓN SOSTENIBLE

ECONOMÍA
La construcción sostenible pone los cimientos para que los nuevos proyectos ofrezcan un verdadero ambiente verde bajo una función más amigable.  Para alcanzar este objetivo sus principales apuestas son la eco-eficiencia ambiental, la rentabilidad financiera y el bienestar social.

11 de Julio de 2017 a la(s) 10:36 / Rafael Cabezas

El término sostenible no se refiere a una nueva moda o una tendencia moderna en el desarrollo constructivo en el siglo XXI; se refiere a hacer valer los cánones que dieron nacimiento al diseño en donde la función es la que dicta la forma. Según los especialistas en el tema, no se trata de que los nuevos proyectos arquitectónicos deben dejar a un lado a la estética, pero sí afirman que es necesario poner en el centro del diseño a las personas y al medio ambiente circundante para generar alrededor de los usuarios las mejores condiciones ambientales y de salud, con comodidad, seguridad y funcionalidad, con proyectos que se traducen en una mayor eficiencia a un menor costo operativo. La nueva generación de proyectos deben romper el mito de que construir bajo ese precepto incrementa los costos, ya que si bien es cierto la inversión inicial podría ser mayor, los beneficios a corto, mediano y sobre todo a largo plazo son los que cumplen con la premisa de: “se pagará por sí solo”.

LOS MITOS DE LA CONSTRUCCIÓN SOSTENIBLE

La principal barrera a vencer es considerar que invertir en una construcción sostenible es considerablemente más costoso. Un adecuado diseño funcional y arquitectónicamente estético puede utilizar materiales reciclados de bajo costo pero alto desempeño en sus acabados finales en proyectos basados en la adecuada utilización y reutilización de los tres principales recursos naturales como el aire, luz y agua es una base. Al combinarse con sistemas de climatización ambiental de mayor eficiencia, la distribución adecuada de las luminarias LED alimentadas por paneles solares, y sistemas de bajo consumo y reutilización de agua, por citar algunos, se traducen en una menor facturación, un bajo costo de operaciones con una mayor eficiencia de recursos. Pero se debe tomar en cuenta que una de las principales ventajas al ofrecer un ecosistema constructivo funcional es que los usuarios, visitantes y, sobre todo los residentes del proyecto, gozarán de un ambiente funcional que beneficia su experiencia, incrementa su productividad, mejora considerablemente el clima laboral y reduce el índice de ausencias de los trabajadores por el llamado síndrome del edificio enfermo. Este último factor es lo más importante para la salud de los trabajadores y un beneficio para la empresa. Un edificio sostenible  puede reducir un 25% de energía, un 40% de agua y 70% de desecho, explicó Lourdes Salinas, experta en el área de edificación sustentable y  CEO Three Consultoría Medioambiental México, durante  el 2º Foro de Construcción Sostenible realizado en el país en fecha reciente.

EL PAÍS HABLA DE SOSTENIBILIDAD

El Salvador es ahora una punta de lanza en la región en donde nuevos proyectos se encaminan a alcanzar la certificación LEED (Leadership in Energy an Environmental Design), que promueve  el World Green Building Council, quien se encarga de evaluar los preceptos internacionales de diseño, construcción, eficiencia y funcionamiento. Como lo explica el Presidente de El Salvador Green Building Council, Juan Francisco Sifontes: “Ciudades verdes no es una moda, es una nueva corriente de diseño, desarrollo económico, infraestructura social, convivencia, diseño integrativo y normativas de requisitos mínimos de funcionalidad en espacios privados y públicos.”, expresó. Es un proceso que inicia desde el diseño mismo, la construcción y habitación, otorgando diversos certificados a los proyectos innovadores que cumplen con las normas internacionales de la construcción sostenible.

EL SALVADOR CONSTRUYE

Un ejemplo de construcción basado bajo este modelo de sostenibilidad en el país es el nuevo edificio corporativo del Centro de Operaciones de Banco Agrícola, quienes no escatimaron esfuerzos para cumplir con los requisitos de ofrecer a los usuarios las mejores condiciones de infraestructura, funcionalidad y calidad de vida en sus nuevas oficinas. El edificio cumple con metas de ahorro energético mediante el uso de tecnología de iluminación LED alimentados de forma alterna con paneles solares y la iluminación natural que representa 2.5 kw/hora al año. Posee un sistema eficiente de climatización controlado de piso a techo con filtraciones de partículas nocivas combinado con espacios con flujos de aire fresco. Este edificio evita la generación de 1,000 toneladas de CO2 por año además de contar con un manejo eficiente del agua entre otros recursos que generan beneficio económico. En el tema del recurso humano se ha colocado mobiliario que ofrece ergonomía para los usuarios con espacios para hacer pausas activas, áreas productivas y de descanso, además de campañas de sensibilización de sus colaboradores y sus clientes  para que puedan disfrutar de un ambiente en donde la calidad del aire y la sensación térmica son las óptimas  “El Banco Agrícola ha iniciado el camino creando una cultura de sostenibilidad entre sus colaboradores y sus usuarios. Debemos conectar las posibilidades de los proyectos dentro de su entorno climático, medio ambiental y social para darle a las personas una mejor calidad de vida”, expresó Emperatriz Mayorga, Gerente de Desarrollo Sostenible Banco Agrícola.

El Salvador ahora tiene un futuro basado en la sostenibilidad y ha sido un pionero en la región en donde ya se construye un futuro bajo los cimientos de una sociedad realmente verde.

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